Estar conscientes de su libertad
Muchas veces el amor hacia nuestros padres o abuelos puede hacernos sentir con “la autoridad” para tomar decisiones por ellos, asumiendo que queremos “lo mejor”, pero es necesario estar conscientes de que ellos también tienen voz. Nuestro deber como hijos y nietos es pedirles siempre su opinión y asegurar que sean libres de decidir por sí mismos. De lo contrario, podemos causarles frustración y tristeza.
Aprender a perdonar
Es un hecho; todos hemos cometido errores… y los seguiremos cometiendo. Habrá cosas que también a nosotros nos pesen, así que tratemos de dejar ir y de hacerle a nuestros mayores más fácil su propio proceso; será liberador para ambos.
Actuar como niños (cuando sea oportuno)
Nuestros mayores nos aman en una manera que no podemos dimensionar; por eso siempre seremos sus niños. Hacer cosas como recostar nuestra cabeza en sus piernas para ver televisión será como un premio para ellos. Regalémosles más momentos así. ¡Vale la pena!
Disculparnos por nuestros errores
Suena sencillo, pero hemos normalizado no disculparnos ante conductas que pueden ser hirientes (como levantar la voz, contestar mal porque estamos estresados, regañarlos o decir algo fuera de lugar). Ser conscientes y retractarnos con una sencilla disculpa puede evitarles sentimientos negativos y tristezas innecesarias.
Hacer sentir que su existencia vale
No hay nada más doloroso que sentirse prescindible. Demostrémosles más seguido cuán importantes son para nosotros y cuánto los necesitamos; pidámosles más consejos, pidámosles ayuda siempre que podamos, y compartamos con ellos nuestros logros, por pequeños que sean: (“Qué tal mi nuevo sillón. ¿Te gusta? ¿Cómo queda aquí?”) No nos cuesta nada y en ellos tendrá un impacto increíble.