La longevidad se define como la capacidad de alcanzar una edad muy avanzada, pero va más allá de simplemente llegar hasta esa etapa de vida. Este concepto implica mantener un estado óptimo de salud física y mental, conservando la mayoría de las facultades propias.
Aunque la genética y el entorno desempeñan un papel importante en la duración de la vida humana, el factor determinante es el estilo de vida. Muchas personas que llegan a edades avanzadas comparten hábitos saludables como la abstinencia al tabaco, una alimentación balanceada y la gestión adecuada del estrés.
Investigadores de Harvard T.H. Chan School of Public Health han abordado la cuestión de qué es la longevidad y cómo alcanzarla. A través del análisis de datos de más de 123.000 adultos en Estados Unidos durante décadas, identificaron cinco hábitos que pueden aumentar la esperanza de vida en 14 años para las mujeres y 12 años para los hombres:
- Incluir una alimentación saludable.
- Mantener un peso adecuado.
- No fumar.
- Moderar el consumo de alcohol.
- Realizar ejercicio regularmente.
Es decir, que mientras más hábitos positivos se adopten, más se incrementa la expectativa de vida, como se evidencia a continuación:
¿Cómo influye la genética en la longevidad?
Aunque se suele creer que la longevidad está menos influenciada por la genética que por los hábitos de vida, estudios recientes indican lo contrario. Según investigaciones realizadas por la compañía Calico, se ha descubierto que la genética solo determina aproximadamente el 7% de la herencia de la longevidad humana, en contraposición a las estimaciones previas que sugerían un rango del 15 al 30%.
Este hallazgo se basa en el análisis de registros de más de 400 millones de personas que vivieron y fallecieron en Europa y Estados Unidos desde el siglo XIX hasta la actualidad. Estos datos muestran que, si bien existe una relación entre la genética y la longevidad, su influencia es significativamente menor de lo que se pensaba anteriormente.
La longevidad y los nuevos desafíos sociales
La emergente longevidad presenta diversos desafíos, especialmente en relación con el crecimiento económico y el consumo. Esta nueva realidad implica que las generaciones más longevas de la historia serán también las más numerosas. A diferencia del pasado, muchos de ellos no envejecerán en condiciones de pobreza, lo que les permite prepararse para esta etapa vital de manera anticipada.
Este grupo demográfico ejerce un gran poder de consumo, pero al mismo tiempo muestra una exigencia y selectividad notable en sus hábitos de compra. A pesar de esto, son pocas las empresas que han comprendido completamente el potencial del consumidor mayor de 50 años. Este mercado emergente es el más grande pero también el menos estudiado y comprendido.
Se ha observado que el adulto mayor tiende a ser menos influenciable por las estrategias de marketing y suele tener gustos bien definidos, además de ser ahorrador. Esto plantea la necesidad de comprender cómo toman decisiones estos consumidores mayores. Las proyecciones indican un fuerte crecimiento en el mercado de mayores en comparación con otros grupos de edades más jóvenes.
Es evidente que no se debe aplicar un paradigma del siglo pasado a esta nueva realidad de longevidad. No se debe concebir una forma de vida nueva sin repensar el concepto de vejez y sin reconocer el potencial activo y autónomo de las personas mayores. (Zambrini, 2021).