En primera instancia se debe aclarar que la piel sufre modificaciones a medida que los años pasan, así va adquiriendo nuevas características, debido también a los cambios internos en el organismo y la exposición a diferentes agentes externos como el sol y la polución. Generalmente, la piel madura tiene una capacidad funcional disminuida y tiende a desarrollar con más facilidad cierto tipo de enfermedades cutáneas.
La piel madura se caracteriza por ser seca y tener arrugas, además puede lucir un poco más amarilla y ser susceptible a manchas e hiperpigmentación. Además, es menos elástica, más delgada y frágil.
No obstante, hay factores que pueden empeorar la condición de la piel, como la exposición prolongada y sin protección a la radiación solar, cuyo resultado es el reconocido fotoenvejecimiento, y otros como el tabaco, dietas ricas en grasas trans y alimentos ultraprocesados y consumo de alcohol, pueden perjudicar el estado de la piel en la madurez.
Así mismo, la genética juega un papel fundamental en el envejecimiento de la piel, la altitud del lugar de residencia, y las hormonas. Por lo que las mujeres suelen tener piel madura de aspecto más envejecido. (Azcona Barbed, 2002)
Con estas características en mente es importante destacar que las personas de 60 años o más requieren productos especiales y cuidados específicos para su piel, que no necesariamente están asociados al comúnmente denominado efecto antiage.
Necesidades especiales de la piel madura
A medida que envejece la piel pierde su capacidad de retener agua y emolientes, por tanto la hidratación y humectación es una de las necesidades más importantes a proveer en estos casos.
Los hidratantes especiales para este tipo de piel deben contener sustancias con efecto oclusivo que formen capas protectoras que eviten que la hidratación se pierda, algunos ejemplos son: aceites y oleos (debidamente tratados para dermatología).
Por otro lado, también es importante que contengan humectantes, estos son sustancias capaces de retener el agua dentro de las capas internas de la piel, como por ejemplo la glicerina, propilenglicol o sorbitol.
Un gran avance es el uso del activo saccharide isomerate que gracias a que se adhiere directamente a la queratina de la piel, brinda una hidratación con efecto prolongado, sin importar si el ambiente externo es demasiado seco. (Arenas Juan, 2008)
Es importante destacar que la piel madura tiende a perder hidratación, especialmente en las áreas más expuestas al sol y al medio ambiente, como el rostro, los hombros, el área del pecho en mujeres y el dorso de las manos. La deshidratación de la piel madura es más pronunciada en personas de tez clara, ya que suelen ser más susceptibles a los efectos de la radiación solar.
Maxydra, una solución a la deshidratación de la piel madura
Maxydra es una emulsión corporal de hidratación profunda para pieles maduras ofrece una solución efectiva y duradera para restaurar y preservar la humedad en la piel envejecida.
Con su fórmula avanzada que imita la hidratación natural de la piel, esta emulsión proporciona un efecto duradero de hasta 72 horas, superando la eficacia de los hidratantes tradicionales. Su composición única fortalece la función de barrera cutánea, mejora la retención de agua y ofrece una hidratación profunda e instantánea. Además, promueve una sensación de comodidad y una apariencia saludable en la piel.
Uno de sus principales activos es saccharide isomerate, que como mencionamos anteriormente, es uno de los pocos activos en el mundo capaz de brindar una hidratación profunda de acción prolongada.
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Ref:
Piel madura. Características y tratamiento cosmético | Azcona Barbed, 2002
Piel madura. El proceso de envejecimiento cutáneo | Juan Arenas, 2008
Hidratantes y reafirmantes corporales. Acción integral | Azcona Barbed, 2003