A medida que envejecemos, nuestra piel atraviesa cambios estructurales y funcionales que a menudo se manifiestan en molestias y problemas con diferentes niveles de gravedad.
Sin embargo, y a pesar de que las consecuencias de estos cambios, por un lado, son altamente frecuentes en la población mayor, y de que además pueden tener serias repercusiones tanto físicas como psicológicas en quienes las padecen, suelen ser subestimadas y usualmente desatendidas por cuidadores, familiares y médicos, quienes llegan a pensar que se trata de problemas “mínimos” respecto a otros más conocidos, como aquellos que tienen que ver con el corazón, los huesos, las articulaciones o la memoria, que se consideran “más urgentes”.
Pero a pesar de su poca popularidad, los problemas de la piel pueden ser realmente devastadores; no sólo resultan incómodos y en muchos casos perturbadores; también son dolorosos, pueden afectar las relaciones interpersonales, el sueño y otros sistemas del cuerpo, y además repercutir en la pérdida de la confianza y la autoestima, y con ello, causar depresión y ansiedad.
Es por eso que es preciso no sólo tratar oportunamente las afecciones de la piel, sino también prevenirlas con cuidados habituales y productos especialmente diseñados para pieles maduras, que tienen características y necesidades distintas a las pieles jóvenes, y por lo cual es recomendable evitar el uso de productos para unas en las otras.
Mandamientos para el cuidado de la piel madura:
1. Lavar y secar minuciosamente los pliegues cutáneos
La humedad puede favorecer el deterioro de la piel y la aparición de molestias que pueden complicarse.
2. Evitar jabones comunes y usar jabones con pH ácido
Con la edad, se pierde la acidez que le permite a nuestra piel comportarse como una barrera protectora, lo cual facilita la aparición de rasquiña, erupciones e infecciones. (Los jabones alcalinos comunes son irritantes para las pieles maduras y pueden agravar la pérdida de la acidez).
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3. Usar diariamente lociones humectantes
La resequedad de la piel es muy frecuente en las personas mayores, ya que con los años la capacidad de mantener la hidratación se va perdiendo y, de no prevenirse puede causar problemas graves.
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4. Proteger la piel de la humedad en personas con incontinencia
La incontinencia urinaria es una condición frecuente en hombres y mujeres mayores, y quienes la padecen deben extremar el cuidado de la piel en la zona genital para evitar que el contacto frecuente con la orina provoque irritaciones y daños.
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Incentivar el cuidado de la piel de nuestros mayores, así como tratar sus problemas dermatológicos es fundamental para su salud física y mental, y una forma de contribuir activamente con su humanización social.