La paradoja de la vejez es la manera como se le ha llamado a un aspecto muy particular de esta edad; y es que según múltiples estudios, a mayor edad, mayor es también la satisfacción frente a la vida.
Esto quiere decir que está comprobado que las personas mayores son más felices que otros grupos etáreos. De hecho, las experiencias emocionales negativas se presentan con mucha menos frecuencia en personas mayores de 70 años, en quienes se manifiestan más habitualmente sensaciones de gratitud y felicidad, que de tristeza o rabia.
Esto tiene que ver con el hecho de que las personas mayores suelen prestar menos importancia a los eventos emocionalmente negativos, además, tienen mayor capacidad de descartarlos y de rescatar aquellos que tienen una connotación positiva.
A medida que envejecemos, somos más capaces de adaptarnos a cambios (lo cual nos expone menos a la frustración). Con el tiempo, nos servimos de nuestra propia experiencia para tener una actitud más positiva en todas las circunstancias que se nos presentan.
El envejecimiento parece ir en favor de nuestro bienestar emocional: todo indica que ver de cerca la finitud de la vida, nos transforma de manera positiva y nos ayuda a estar más tranquilos con nosotros mismos, con la vida y con todo lo que nos rodea.