La disfagia es la dificultad para tragar los alimentos. Esta condición aparece por múltiples causas, entre ellas enfermedades neurológicas como los accidentes cerebrovasculares, el Parkinson o algunos tipos de esclerosis. También puede relacionarse con trastornos que afectan los músculos, incluidos los espasmos, o con obstrucciones como tumores y hernias. Algunas enfermedades inflamatorias, en especial la esofagitis y la faringitis, también la producen.
En la mayoría de los casos se altera la coordinación de los músculos necesarios para tragar. Muchas de estas enfermedades son frecuentes en edades avanzadas, por eso la disfagia aparece con mayor incidencia en personas mayores.
Es importante aclarar que la dificultad ocasional para tragar, por ejemplo después de comer muy rápido o masticar poco, no suele representar un problema. Sin embargo, la disfagia persistente sí requiere atención médica porque puede convertirse en una condición grave.
Una disfagia sin tratamiento acarrea complicaciones como desnutrición, pérdida de peso y deshidratación, ya que la persona no logra consumir suficientes alimentos o líquidos. También aumenta el riesgo de neumonía por aspiración, que ocurre cuando la comida o los líquidos pasan a las vías respiratorias, y de atragantamiento cuando se bloquean por completo.
Aunque en algunos casos la disfagia tiene solución, especialmente cuando se origina en causas reversibles como una infección, no siempre es posible curarla. Cuando obedece a enfermedades crónicas o daños estructurales del esófago, el objetivo del tratamiento consiste en controlar los síntomas y preservar la calidad de vida.
¿Cómo alimentar a una persona con disfagia?
Cuando la disfagia forma parte de una condición no reversible, resulta esencial conocer qué alimentos puede recibir la persona, cómo prepararlos y de qué manera ofrecerlos.
La primera medida consiste en modificar la consistencia de los alimentos. Los sólidos deben transformarse en puré o papilla, y los líquidos deben espesar para facilitar el paso seguro por el esófago.
También influye la forma de ofrecer la comida. Es preferible usar una cuchara pequeña o servir media cucharada en caso de que sea una cuchara grande. Cada porción se entrega únicamente cuando la persona ha terminado de tragar la anterior.

a postura durante la comida cumple un papel determinante. Mientras la mayoría de las personas puede comer en cualquier silla o posición, quien vive con disfagia necesita mantener la espalda recta y la cabeza ligeramente inclinada hacia el pecho al tragar. Esa posición permite que los alimentos avancen hacia el esófago sin desviarse hacia la vía respiratoria. Para favorecerla, el cuidador debe ubicarse a la altura del rostro del paciente y evitar que este incline la cabeza hacia arriba o hacia abajo.
Existen alimentos y objetos que se deben evitar. Las gelatinas, aunque suelen relacionarse con facilidad digestiva, no son apropiadas para personas con disfagia debido a su textura pegajosa, que aumenta el riesgo de atragantamiento. Tampoco se deben utilizar pitillos, ya que obligan a realizar una fuerza de succión que incrementa las posibilidades de que el líquido se desvíe hacia las vías respiratorias.
¿Qué darle de comer a una persona mayor con disfagia?
Los especialistas recomiendan una alimentación que cumpla los requerimientos nutricionales de la persona mayor y que, además, se adapte a las texturas seguras para su deglución.
Las preparaciones más adecuadas incluyen purés de fruta, carnes desmenuzadas hasta lograr una textura muy suave, purés de legumbres o tubérculos como la papa, huevos cocidos y machacados, y yogures. Los jugos, caldos y cremas deben alcanzar una consistencia tipo miel o néctar. Para lograrla es posible usar espesantes como fécula de maíz. La leche líquida no es recomendable por su consistencia, aunque puede integrarse a preparaciones ya espesas sin problema.
La preparación de estos alimentos demanda tiempo, conocimiento y un especial cuidado en la presentación. La inapetencia en personas mayores es frecuente y, sumada a otras condiciones, explica por qué cerca del 13% de las personas mayores presenta desnutrición, cifra que aumenta cuando se encuentran hospitalizados o viven en un hogar geriátrico.
Comer tres veces al día no garantiza un buen estado nutricional si las comidas no aportan los nutrientes necesarios.
Por esta razón, Saber Vivir creó Gerifood, un alimento ideal para preparar papillas en personas mayores, incluidas aquellas con dificultad para deglutir. Su fórmula combina proteínas de alto valor biológico de origen animal y vegetal (concentrado de suero lácteo y aislado de soya) para asegurar una absorción adecuada.

También incluye nutrientes esenciales en la vejez como calcio, vitamina D, vitamina B12, hierro y zinc. Es una opción segura porque no contiene azúcar ni sodio y aporta inulina prebiótica para favorecer la función digestiva. Gracias a su alta densidad nutricional en bajo volumen (30 g en 100 mL), nutre sin producir sensación de llenura excesiva. Además, no requiere espesantes, lo que facilita la preparación y optimiza el tiempo del cuidador.
Este es el alimento ideal para personas con disfagia, con bajo apetito o con déficit de alguno de alguno de los nutrientes mencionados.
En Saber Vivir recomendamos acudir a un nutricionista especializado en personas mayores, para abordar de manera adecuada cualquier condición relacionada con la alimentación en esta etapa de la vida.
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Fuentes:
Enfermedades y afecciones, disfagia | Mayo Clinic, 2024
Cómo dar de comer a una persona con disfagia | UNIR, sf
¿Cómo debe ser una dieta para hacer frente a la disfagia? | Neuron, 2025
¿Cómo alimentar a una persona mayor con disfagia? | Humana Health & Care, 2025
